miércoles, 5 de octubre de 2011

La Duquesa valiente

Me despierto con los nervios de los grandes días. Mientras tomo conciencia de las cosas intento gestionar un timming con tareas y obligaciones insalvables. La claridad de las mañanas luminosas de las ocasiones importantes lo inunda todo. Y se agradece, la verdad, con lo que está cayendo tanta luz. Aunque solamente dure un día.

Hoy se produce en un patio de Sevilla, donde la infancia son recuerdos, una especie de revolución social. La n-ésima boda del siglo, y llevamos sólo 11 años de este recién estrenado. La aristócrata por excelencia de este país, de memoria de imperios y antiguas colonias, se casa con un funcionario de los de 1500 euros mensuales y 14 pagas y trienios. Sin duda es la constatación de la España global y democrática, de esa máxima de todos somos iguales ante la Ley y ante el amor, siempre presuntamente.

Pero no es motivo de escándalo la posición social de los contrayentes. Si no la diferencia de edad entre ambos, en la cual Cayetana gana por goleada. El hecho de ser mujer, mayor, muy mayor, y rica la hacen incapaz, por lo visto, para los sectores más rancios y casposos de esta sociedad. Y a él interesado y rapiñero. Lástima producen a estos sectores los pobres hijos, que parecía que se iban a quedarse desvalidos y abandonados en el arroyo ante este enlace.

¿En qué momento estos protectores de la quintaesencia nacional y de lo tradicional han olvidado la personalidad de esta mujer rompedora, libre y diferente! ¿En qué momento se la ha considerado incapaz de decidir sobre su propia felicidad? A ella que se ha puesto por montera el mundo siempre, su prole le puso la proa hasta que en un arranque de lo hay que tener y genialidad les dio lo que querían. Dinero y títulos. No fuera que los perdieran en las trampas del amor maduro.

Algunos olvidaron que Cayetana no era consorte de nadie, sino Duquesa por derecho y decenas de títulos más. Ella es la noble y siempre ha sido la rebelde. Una avanzada en un mundo polvoriento y acartonado como e la nobleza de rancio abolengo. Ha roto moldes, barreras y tabúes. Ella era la dueña y señora y a falta de marido castrador no le faltaron hijos para ocupar el papel. Todo por la pasta. A estos que se les supone la clase y la casta.

Una vez más, en tiempos de maltrato y matanza de género, esta mujer de bandera rompe otra lanza y demuestra que mientras uno esta vivo es dueño de su vida y su destino. Que no se tiene más señor que uno mismo. Que vida hay una y hay que exprimirla hasta el último momento. Que ser mujer es una garantía de libertad y de independencia en este mundo fariseo.

No tengo ninguna duda que si diera un discurso sería un alegato al respeto a la libertad de decisión, independientemente del genero y la edad. Una reivindicación a la independencia y la búsqueda de la felicidad hasta el aliento final. Una declaración de intenciones sobre la libertad personal, sobre la ausencia de propiedad sobre los semejantes y sobre el respeto a la propia identidad.

A los 85 años nadie es más joven ni más valiente. Nadie ha dado mayor ejemplo y ha abanderado a tantas mujeres anónimas que luchan por esa reivindicación de la independencia personal, sin tener que renunciar por ser mujer, casada o mayor. Nadie es dueño de nadie, nada más que d su destino y su propia voluntad.

Enhorabuena, por mujer, valiente y enamorada.

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